ONG MANBLAS

ONG MANBLAS

10 sept 2016

MB 38 1809: NUEVA GRANADA-QUITO


Plaqueta de homenaje a la revolucionaria quiteña Manuela CAÑIZARES A. Centro Histórico de Quito (Foto: Pacho Nazar)
MB 46-DRH
MANBLAS Nº 46-Documentos de Revisión Histórica
Todos los derechos reservados. Copias parciales o totales, por cualquier medio, deben citar la fuente bibliográfica digital

ALZAMIENTOS PRE-REVOLUCIONARIOS DEL AÑO 1809 EN HISPANO-AMÉRICA:
III. NUEVA GRANADA: QUITO
Pacho Nazar

El primer alzamiento contra el imperio español en sus colonias del Nuevo Mundo, no protagonizado por Originarios, fue la Revolución de las Alcabalas en 1592, en la ciudad de Quito, sede de la Presidencia y Audiencia homónima, dependiente del Virreinato de Nueva Granada. Fue un movimiento promovido por comerciantes y artesanos, afectados por impuestos aduaneros elevados, apoyado por el resto de la población. Casi dos siglos después, en la segunda mitad del siglo XVIII, estalló en la misma ciudad, también por No Originarios, la Revolución de los Estancos nuevamente contra aranceles impositivos onerosos. El siguiente alzamiento anti-hispánico, en la Presidencia quiteña aconteció al borde de los comienzos decadentes de ese imperio, en 1809 y fue el tercero, de ese mismo año en el Continente, precedido por La Paz (julio) y por Chuquisaca (mayo). Estos fueron los únicos tres estallidos del año 1809 en Hispanoamérica.
¡Viva el Rey!
En todas las colonias españolas de América, los embriones insurgentes encontraron la coyuntura metropolitana, apropiada para desvincularse de la dominación crónica, en la invasión napoleónica a la Península Ibérica en 1807. Napoleón BONAPARTE encarceló al Rey FERNANDO VII, designando a su hermano José BONAPARTE al frente de todo el imperio atacado y sometido. Los núcleos criollos revolucionarios sudamericanos aprovecharon la ausencia de autoridad real para desconocer la impuesta, por espúrea y promover gobiernos nativos amparados en el reclamo a la restitución del Rey. Con ese argumento estalló el alzamiento de Quito de 1809.
El Movimiento del 10 de Agosto
Un grupo de pro-hombres quiteños venían reuniéndose en la primera década del siglo XIX en forma clandestina, primero en una iglesia de la ciudad y luego en los altos de un residencia céntrica, a media cuadra de la Plaza Grande (principal), arrendada por Doña Manuela CAÑIZARES ÁLVAREZ. La víspera del alzamiento los revolucionarios pernoctaron en esa casa, en la actualidad identificada por una plaqueta marmórea en la que se exalta el coraje infundido por aquélla a los protagonistas del movimiento. Al día siguiente los insurgentes destituyeron al Presidente de la Real Audiencia de Quito, Manuel de URRIÉS y conformaron una Junta de Gobierno, presidida por Juan Pío MONTÚFAR1. Seis días después, las autoridades criollas convalidaron lo actuado desde el 10 de agosto hasta esa fecha en un Cabildo Abierto reunido en el Convento de San Agustín, de la ciudad de Quito.
Notificaciones y Reacciones
Los nuevos gobernantes notificaron a los Virreyes de Nueva Granada y de Perú, a los Gobernadores de Guayaquil y de Cuenca. El alzamiento quiteño no cuajó en Guayaquil; menos aún habiendo caído prisioneros Vicente ROCAFUERTE, quien posteriormente fuera Presidente de Ecuador y su tío Jacinto BEJARANO (los únicos propuestos por MONTÚFAR para liderar la insurrección) a manos del Gobernador de Guayaquil.
La reacción realista fue inmediata, avanzando tropas desde Popayán al frente de su Gobernador, en la Nueva Granada, hacia Quito.
Caída de la Revolución
Los quiteños Juan ASCÁZUBI y Manuel ZAMBRANO, al frente de tres mil criollos, partieron hacia Pasto, al Sur de la Nueva Granada a neutralizar el avance godo. Al Norte del Río Carchi, ASCÁZUBI fue derrotado en Sapuyes y ZAMBRANO en Cumbal. El primero fue prisionero; el segundo logró huir. MONTÚFAR despachó misiva al Puerto Esmeraldas, de la costa Pacífica, para el Primer Ministro británico, procurando apoyo.
Capitulación y Restauración Realista
A poco más de dos meses del alzamiento, el 24 de octubre de 1809 capitularon las autoridades revolucionarias ante el nuevo Gobernador realista, el Conde RUIZ de CASTILLA, quien disolvió la Junta de Gobierno y restableció la Real Audiencia de Quito; la que dictó penas de prisión y de muerte a treinta y dos insurrectos. A casi un año de la Asonada, el 2 de agosto de 1810, al tañido de las campanas de la Catedral, una movilización popular en Quito intentó liberar a los patriotas de su prisión: asaltó dos cuarteles y una cárcel. RUIZ de CASTILLA había ordenado la ejecución de los presos, que comenzó inmediatamente. La masacre continuó con tres centenares de civiles asesinados en las calles, seguida de saqueos en las viviendas. Mujeres luchadoras brillaron apedreando y espantando a una patrulla realista en dirección al Puente de La Merced, perteneciente al Convento del mismo nombre, a metros de la Plaza Sto. Domingo: una plaqueta sobre la calle que conduce a ese Puente rememora, en la actualidad, la acción revolucionaria femenina.
Minka, septiembre 2016
1La denominación establecida por la Junta de Gobierno para tratamiento de su Presidente fue Su Alteza Serenísima (SAS).

No hay comentarios:

Publicar un comentario