ONG MANBLAS

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6 abr 2011

MB 07 DE COMUNIDADES PRECOLOMBINAS A TULUMBA (Argentina)

M.B.Nº 08
MANBLAS DCC Documentos de Cimientos Culturales
 
Pacho Nazar


 Foto Pacho Nazar

Aquellas Sierras del Norte de la  actual Provincia de Córdoba se elevaron sobre el nivel del mar en la Era  Paleozoica, unos trescientos millones de años antes que existiera su ciudad Capital, distante un centenar de kilómetros al sur del sistema orográfico. Muy recientemente en la escala geológica, unos diez mil años atrás, los grupos étnicos, que los españoles bautizaron Comechingones y Sanavirones, comenzaron a dejar sus señales pictóricas sobre las paredes de cuevas naturales, llamadas localmente alerones. En tiempos de la colonia, hombres blancos asentaron una posta en el Valle de Tulumba sobre el Camino Real entre el Río de la Plata y el Alto Perú. Varios siglos después diferencias intestinas en el Federalismo de las Provincias Unidas de Sudamérica derivaron  en  el asesinato de  un  caudillo riojano. Contemporáneamente, una  anciana,  alegre  y  bailarina  bajo  los  talas  nativos  inspiró la  composición  de una  ya  clásica chacarera. Así se gestó la Tulumba de nuestros días.

Los Primeros Pobladores

Cazadores  de  fauna  silvestre,  recolectores  de  frutos  del  monte,  alfareros  pacíficos,  artistas plásticos de  los  muros  naturales, aquellos habitantes ágrafos fueron invadidos en  nombre  de  un remoto  Rey,  evangelizados  en  nombre  de  una  ajena  deidad,  contagiados  por  desconocidos agentes  infecciosos, casi  exterminados  por  enfermedades, inanición y maltrato:  supuestamente, “civilizados”.  Toda  su  existencia  precolombina  y  su  posterior  esclavitud  quedaron documentadas  sobre  las  areniscas  sedimentarias  del  Paleozoico,  en alerones ,  mediante expresivas pictografías en colores.

La Posta Colonial

A  comienzos  del  siglo  XVI  se  asentaron  las  instalaciones  que  sostenían  el  descanso  de comerciantes  y cabalgaduras sobre el  Camino  Real en el Valle de Tulumba, lo que la convirtió en  un  centro  económico  de  la  Intendencia  de  Córdoba  del  Tucumán  durante  trescientos  años coloniales.  En  1803,  bajo  la  reorganización  territorial  de  los  Borbones,  el  Rey    Carlos  IV decretó  la  creación  oficial  de  la  Villa  del  Valle  de  Tulumba.  Ya  para  entonces  artesanos indígenas  de las misiones jesuíticas  paraguayas habían confeccionado  el magnífico tabernáculo de la  iglesia  Nuestra  Señora  del Rosario,  con cedro de aquella  región, revestido de láminas  de oro, que había sido transportado a la antigua capilla de Tulumba, hoy semi demolida por el paso del  tiempo;  pero  reglamentada  su  restauración  por  las  autoridades  locales,  junto  a  la  actual iglesia;  que  fue  construida  al  lado  de  la  anterior  en  1892  y  sacralizada  en  1894.  Un  Cristo articulado  permite a los feligreses observarlo en sus distintas actitudes durante el Calvario, en la sacristía del templo bajo la advocación de la Patrona de la localidad: Virgen del Rosario.
 
Granaderos y Caudillos

Foto Pacho Nazar

Cuando  el  Gral.  San  Martín  convocó  a  los  hombres  libertarios  de  la  naciente  República  a alistarse  en  el  flamante  Cuerpo  de Granaderos,  a  su  regreso  de  España  en  1812,  el  tulumbano José Márquez  acudió y combatió como soldado en San Lorenzo: cayó  por la independencia del continente  aquel 3  de  febrero  de  1813  cerca  del  Río Paraná.  El  nombre  de la  plaza  central  de Tulumba Granadero  José  Márquez lo  ha  inmortalizado.  Las  lides  posteriores  entre  Unitarios, más  ligados  a  la  Europa  decimonónica  neo-colonial  que  a  la  conformación  de  un  Estado soberano  y  Federales,  protectores  de  la  economía  sudamericana  independiente  basada  en  las poblaciones criollas,  envolvieron a  valerosos  revolucionarios  en  crímenes  como  el de Facundo Quiroga;  asestado  en  el  paraje  Barranca  Yaco  en  1835  por  los  tulumbanos  Reynafé, pertenecientes a una antigua familia lugareña, cuya casona aún se conserva en el casco céntrico. Yo…(    )… /no  he  de  soltar  la  vida  en  estos  pedregales, escribió  Borges  en  1925  en  su  “El General Quiroga Va en Coche al Muere”, imaginando los minutos  finales del caudillo.

Casa de la Familia Reynafe 
Foto Pacho Nazar

Hito Folklórico

Una  visita  de  Carlos  Di  Fulvio  a  Tulumba,  a  comienzos  de  la  década  del  ’70,  generó  una guitarreada entre amistades lugareñas, a la que asistió la paisana Doña Dominga; movilizada por aquel llamado sonoro que el músico cordobés caracterizó inconfundiblemente: … la guitarra en el monte  convoca… La  danza de aquella  anciana querida  (ésa es  mi  abuela  se  saben  decir/los changos  del  monte  cuantito  la  ven),  sostenida  durante  horas,  con  coreografía  de  su  exclusiva creación  instantánea ajena  a  toda  ortodoxia académica,  dio por  resultado  la composición de la célebre pieza Campo Afuera. Doña Dominga falleció: símbolo folklórico de Tulumba, personaje criollo  de  la  Argentina  telúrica,  ninguna  mención  pública  la  recuerda,  ni  si  quiera  en  el cementerio  local,  donde  su  féretro  no  pudo  permanecer  por  la  falta  de  pago  del  arancel municipal.

Foto Pacho Nazar

Con igual relevancia que al Granadero Márquez, se recuerda todos los 2 de abril y todos los 2 de mayo al Suboficial 1° Mario Enrique Flores, tulumbano inmolado en el trágico hundimiento del Crucero ARA  Gral.  Belgrano  durante el  conflicto bélico  del  Atlántico Sur. Su hijo Mario  y  su esposa integran en la ciudad de Neuquén, donde residen desde hace una década, la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas.
Trescientos  años  de  sometimiento  colonial,  inmerso  en  sangre  el  Federalismo  sin  haber doblegado  al  Unitarismo  anglófilo  agroexportador,  capitulación  argentina  ante  las  fuerzas  de ocupación  británicas  en  los  archipiélagos  australes,  olvidados  los  indígenas  que  apoyaron  al Ejército de los  Andes, que contribuyeron a  la defensa de Buenos  Aires  ante  las dos Invasiones Inglesas… tal vez sea conducente recordar los versos de ese Embajador de Tulumba, sin cartera, Carlos  Di  Fulvio,  en  homenaje  musical  al  gaucho  charrúa  Antonio  Rivero  y  su  puñado  de valientes  que  retomaron la  Gobernación de  Malvinas en  1833 en el silencio  más  absoluto de la
Historia  Oficial: Al  gaucho  Antonio  Rivero/convoco  del  infinito/ y  mi  gargantagolpea/rompiendo luz en el grito.

Foto Pacho Nazar

Link de Youtube con audio:

https://www.youtube.com/watch?v=qmLcdV5tyJs

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