ONG MANBLAS

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29 dic 2012

MB 24 PANDO: EL DEPARTAMENTO JOVEN DE BOLIVIA (2ª Nota)

El actual Departamento Pando y las etnias preexistentes a la Nación boliviana (Foto Pacho Nazar)
(Fuente: Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Amazónica de Pando, Cobija, Departamento Pando, Bolivia)
MB Nº 30-DCC
MANBLAS Nº 30-Documento de los Cimientos Culturales 
PANDO: EL DEPARTAMENTO JOVEN DE BOLIVIA (2ª Nota)
Pacho Nazar

Corría la segunda mitad del siglo XIX. La Revolución Industrial en el Viejo Mundo apenas cumplía unas décadas, pero estaba marcando rumbo hacia la explotación de materias primas y de la mano de obra pertinente de las ex colonias de los imperios dominantes, en Asia, en África, en Oceanía y en América. El descubrimiento del petróleo disparó el comienzo de la era automotriz y sus rodados exigían cubiertas. El único bien común apto para su fabricación era el caucho, obtenible del árbol homónimo1, que habita naturalmente la cuenca superior del Río Amazonas, en el corazón de Sudamérica: comenzaba una de las economías extractivas, que aplastaría comunidades originarias, que degradaría las selvas y que conduciría a un conflicto bélico en la región que hoy ocupa el Departamento Pando.

Pero el caucho no fue el único bien común viviente, autóctono de la Alta Amazonia, explotado irracionalmente bajo las implacables estructuras de la economía capitalista: también estaba el árbol del castaño2, que durante décadas movilizó terratenientes brasileños hacia el Oeste, diezmando Originarios y también, terratenientes bolivianos hacia el Este, haciendo lo propio. El campesino indígena o criolllo constituyó el sector social trabajador, abnegado y expoliado al extremo, para que las oligarquías agro-exportadoras de uno y otro país se enriquecieran como eslabón intermedio de la cadena comercial, que finalizaba en las reposterías de EEUU de Norteamérica, insumiendo la deliciosa castaña de la Amazonia en la elaboración de confituras.
La savia elaborada del árbol del caucho desciende desde su elevada copa por la corteza, con destino a las profundas raíces de ese enhiesto habitante selvático. Pero el trabajador rural interrumpía ese descenso: había madrugado, aún oscura la Amazonia y había partido de su modesta casa de madera con las herramientas para la incisión de la corteza productiva. En su casco, una linterna inserta le mostraba el sendero a seguir entre la densa vegetación del sotobosque hasta el sitio de extracción y luego le permitía iluminar la silenciosa cirujía de la corteza. El codiciado líquido manaba lentamente, conducido por una placa vertedora hacia el recipiente colector, que el campesino había colocado al pie del ejemplar intervenido. Mientras la savia en derrame iba llenando el recipiente, él se desplazaba hacia otro árbol que sufriría la misma operación. El producto de los recipientes individuales colmaba barriles, que transportados hasta el puerto de Bahía (por entonces denominación de la ulterior Cobija), ingresaban a pacientes barcos atracados. Navegando, la materia prima de la colonia latinoamericana del siglo XIX arribaba al naciente imperio estadounidense: típico proceso comercial de la dominación económica del Primer Mundo sobre el Tercero, repetido para múltiples y diversos bienes comunes, iniciado desde la llegada de aquellas carabelas en 1492 y no revertido hasta los albores del siglo XXI.
Cobija, agosto 2012
1 Hevea brasiliensis
2 Bertholletia excelsa