ONG MANBLAS

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24 ago 2012

MB 17 MILITARES EMANCIPADORES


MB Nº 23-DRH
MANBLAS Nº 23-Documentos de Revisión Histórica 
MILITARES EMANCIPADORES EN EL ALTO PERÚ
Pacho Nazar1

La primera insurrección popular anti-imperialista de Sudamérica, exactamente un año antes de la Revolución de Mayo, fue el Grito de Chuquisaca (Sucre), Alto Perú del Virreinato del Río de la Plata. Liderada por Manuel ZUDÁÑEZ, se mantuvo siete meses, bajo el régimen colonial, controlando la Audiencia local y designó al español José Antonio Álvarez de ARENALES Jefe Militar. Éste, al igual que otros europeos, el irlandés Alte. Guillermo BROWN y el español Blas PARERA, antepuso la causa de la liberación americana a su origen foráneo. Entonces fue oficial del Gral. BELGRANO en el Ejército del Norte (Ejército del Alto Perú o Segundo Ejército Auxiliar), a la par de Ignacio WARNES. Ambos protagonizaron el triunfo de La Florida, en el oriente alto-peruano, precisamente a cuatro años de la instalación de la Primera Junta en Buenos Aires. Una calle céntrica porteña, la tradicional Florida, homenajea a aquella victoria trascendente. Ignacio WARNES tiene su bronce a caballo en el centro de la Plaza principal 24 de Septiembre de Santa Cruz de la Sierra, donde dejó sus restos mortales. ARENALES prosiguió como oficial del Gral. SAN MARTÍN en la Campaña del Perú.

El Ejército Auxiliar
Fue la primera expedición revolucionaria del gobierno, nacido el 25 de mayo de 1810, a la región más comprometida por los realistas de aquellas Provincias Unidas del Sud: el Alto Perú (desde el 6 de agosto de 1825: Bolivia). Al mando, inicialmente, de ORTIZ DE OCAMPO, tras las dubitaciones en la Provincia de Córdoba para cumplir la orden de la Primera Junta, emanada de su Secretario Mariano MORENO, de ejecutar a Santiago de LINIERS en el Paraje Cabeza de Tigre, fue conducida posteriormente por Antonio González BALCARCE. Integraban también la cúpula del Ejército Auxiliar el Vocal de la Primera Junta de Gobierno Juan José CASTELLI y Bernardo de MONTEAGUDO, líder de la Sociedad Patriótica. Hicieron sus primeras armas emancipadoras el Cnel. Juan José VIAMONTE, el Cnel. Eustaquio DIAZ VELEZ y el My. Luciano MONTES DE OCA.

Suipacha: la Revolución Avanza
Martín Miguel de GÚEMES inauguró el 6 de noviembre de 1810, en la Batalla de Suipacha, Alto Perú, su carrera militar. En esa instancia, al servicio del Ejército Auxiliar. Compañero de armas de aquel triunfo fue el Alcalde insurrecto de Tarija: Mariano Antonio de ECHAZÚ, quien se erigió en 1811 autoridad emancipada sin nombramiento de la Primera Junta. Allí también estrenaban sables Manuel DORREGO, Carlos FOREST, Gregorio PERDRIEL, Luciano MONTES DE OCA, Martín de PUEYRREDÓN, años después Director Supremo: máxima autoridad de la incipiente Nación. Una vetusta carreta, casi olvidada en una calle céntrica de la boliviana Villazón, fronteriza con La Quiaca, permanece cual pieza de museo a la intemperie: una plaqueta, gastada más por la indiferencia popular que por el paso del tiempo, recuerda su participación en la Batalla de Suipacha. Más destacado que aquel recordatorio callejero es el mural pintado en la Estación Suipacha de la línea férrea Villazón-Oruro, que celebra el Bicentenario de aquel triunfo patriota. Tras Suipacha, la figura de GÜEMES decayó por las prevenciones de las oligarquías nativas hacia los populares gauchos bravíos. A partir de enero de 1814 el Director Supremo de las Provincias Unidas del Sud, José Gervasio POSADAS, designó a SAN MARTÍN Gral. en Gral.Jefe del Ejército del Alto Perú, quien restauró a GÜEMES, encargándole junto a ARENALES el mantenimiento de las guerrillas para contención de los godos en sus pretensiones hacia el Río de la Plata.

Las Traiciones Comenzaron Temprano
El Tercer Ejército Auxiliar, también destinado a la problemática región del Alto Perú, estuvo comandado por RONDEAU, quien demostró su incapacidad militar para superar a los realistas en terrenos, que dominaban fácilmente los indígenas y mestizos, consagrados como “Gauchos de Güemes”. Sin éstos, el Tercer Ejército fue derrotado en los combates de Venta y Media y Sipe Sipe, ambos en 1815. Buenos Aires envió refuerzos a RONDEAU, pero éste, en lugar de cargar contra el ejército realista, se lanzó de improviso contra Salta. Las tropas porteñas fueron derrotadas contundentemente por las experimentadas montoneras salteñas en 1816. El mismo tarijeño victorioso de Suipacha, Mariano Antonio de ECHAZÚ, conspiró años después con cipayos de la oligarquía salteña para el asesinato de Martín Miguel de GÜEMES el 17 de junio de 1821. Su firma en el Acta del Cabildo de Salta, que ofrece la gobernación provincial al jefe realista (Olañeta), asesino del gaucho patriota, documenta la traición. Un traidor pro-británico, muy superior en deslealtades a ECHAZÚ, Bernardino RIVADAVIA, Ministro por entonces del Gobernador de las Provincias Unidas del Sud Martín RODRIGUEZ, expidió por artículo publicado en La Gazeta de Buenos Aires en 1821 su más sincera repulsión por la causa libertadora de América: Murió el abominable GÚEMES...( )... Ya tenemos un cacique menos.
FUENTES DOCUMENTALES
O'DONNELL, P.; 2008. caudillos Federales, El Grito del Interior. Grupo Editorial Norma. Buenos Aires.
TRIGO O'CONNOR D'ARLACH, E.; 2009. Tarija en la Independencia del Virreinato del Río de la Plata. Ed. Plural. La Paz.
1 En gira sudamericana 2012.
Todos los derechos reservados. El presente Documento puede reproducirse total o parcialmente citando la fuente bibliográfica.

4 ago 2012

MB 16 TUCUMÁN: TRABAJADORES CIENTÍFICOS Y EMANCIPADORES


MB Nº 22-DRH

MANBLAS Nº 22-Documentos de Revisión Histórica

TUCUMAN:
TRABAJADORES POR LA CIENCIA
Y
POR LA INDEPENDENCIA POLÍTICA

Pacho Nazar[1]

Casi un revolucionario pacífico: Dr. Miguel Lillo, tucumano de San Miguel, décadas investigando los árboles nativos, los insectos de la Selva Tucumano-Oranense, los saurios de aquel arcaico continente llamado Pangea, de cuyo devenir geológico habitamos actualmente esta Sudamérica.
Un revolucionario político, militar, profesional, intelectual: el Dr. en Leyes y Gral. Del Ejército del Norte Manuel Belgrano; desconociendo inteligentemente, al igual que San Martín, las inoportunas tácticas de los presuntos estrategas porteños para librar la victoriosa Batalla de Tucumán.
Una víctima de las lides intestinas de la Argentina del siglo XIX: Marco Avellaneda, decapitado y su cabeza expuesta en pica de la actual Plaza Independencia (plaza central).
Dos combatientes por la soberanía en el Atlántico Sur, ignorados por el triste fenómeno social de la DESMALVINIZACIÓN: el ex soldado conscripto Miguel Guerrero y el Tte. Cnel. (hoy Cnel.): Guillermo Colotti.
Una ciudad, fundada en 1565: Ibatín. Refundada en 1685, bajo la protección de un arcángel: San Miguel. Escenario de tres siglos y medio de invasión, persecución y marginación colonial a la Nación Diaguita; escenario de una batalla decisiva por la emancipación sudamericana; escenario del Congreso de 1816; cuna de mártires y luchadores contra el neo-colonialismo británico contemporáneo; escenario de una abnegada labor científica.

De Saurios, Mariposas y Lapachos

Restos de casa natal Flia. Lillo en Instituto Miguel Lillo, San Miguel de Tucumán, junio 2012 (Foto: P. Nazar)

Nacido en 1862, en San Miguel de Tucumán, fallecido el 4 de mayo de 1931, de origen humilde, su vivienda natal y ámbito laboral a la vez, paredes de adobe, estaban emplazados donde posteriormente se instaló el Instituto que lleva su nombre: Dr. Miguel Lillo. Así también sus restos mortales descansan en el frondoso arboretum de gigantescos ejemplares de flora autóctona, muestra del bioma, que humedecido por los aires monzónicos del Atlántico, tapiza sierras del Noroeste argentino: la Selva Tucumano-Oranense. Esculturas marmóreas de saurios y de deidades alegóricas a la flora y a la fauna, recrean hoy en día aquella atmósfera verde y silenciosa, casi sacra, de las formaciones selváticas que fueron su hábitat doscientos millones de años atrás (Mesozoico Temprano).
En el valle de Tafí, integrante de los majestuosos Valles Calchaquíes, cabalgaba, mucho antes  que Pedro de Mendoza desembarcara en las orillas del Río de la Plata el caballo de nuestros tiempos, el antecesor del primero: Hippidion,. En las afueras de la Capital tucumana, hacia el Cº San Javier, sobre la Sierra del Aconquija, actual Municipio de Yerba Buena, se hallaron huesos de Smilodon, tigre fósil. Un gliptodonte y un perezoso gigante, también deambularon por el Noroeste Argentino (NOA). Restos de todos ellos están coleccionados en el Museo Miguel Lillo de Ciencias Naturales, en esta Capital.

Tumba del Dr. miguel Lillo, en el Instituto homónimo, San Miguel de Tucumán, junio 2012 (Foto P. Nazar)

Ibatín y el Arcángel

En 1565 Francisco de Aguirre encargó a su sobrino Diego de Villarroel la fundación de un pueblo en el sitio llamado Ibatín por los Diaguitas: se encontraba al pie de la Sierra de Aconquija y sobre la ruta corriente al Alto Perú. El asentamiento se practicó bajo la invocación del Arcángel San Miguel. En el siglo XVII el tránsito se desplazó al Valle de Lerma, donde ya por aquel entonces se encontraba la ciudad de Salta. Durante más de una centuria el Río Pueblo Viejo estuvo inundando la planta urbana de Ibatín; entonces el Gobernador Fernando de Mendoza y Mate de Luna ordenó la refundación de San Miguel en 1685 en su actual emplazamiento.

El General Desobediente

Era septiembre de 1812 en la ruta al Alto Perú. El Ejército del Norte buscaba afanosamente contener el avance realista hacia Córdoba, zona clave para el dominio de las Provincias Unidas del Sud. El Primer Triunvirato (Chiclana, Paso, Sarratea) con sede en Buenos Aires, mediante su Secretario de Guerra Bernardino Rivadavia, había mandado al Gral. Belgrano replegarse hacia Córdoba. En San Miguel de Tucumán el Gobernador Bernabé Aráoz junto con otros destacados ciudadanos locales, promovieron un Cabildo Abierto: los vecinos aprobaron categóricamente la iniciativa belgraniana de desacato a la orden porteña y ese apoyo popular fue decisivo para librar la victoriosa Batalla de Tucumán en el cercano Paraje de Campo de las Carreras el 24 de septiembre de 1812. Tomando el santoral de ese día, Belgrano consagró

Generala del Ejército del Norte a la Virgen de la Merced, entregando en su homenaje su bastón de mando, que está depositado en la Basílica de la Merced sita a una cuadra de la Plaza Independencia (central).
El criterio acertado de Belgrano fue un antecedente de otro desacato histórico: el del Gral. San Martín tras la Batalla de Chacabuco (1817), en Chile, quien no cumplió el mandato del Director Supremo de las Provincias Unidas del Sud de retirarse a Buenos Aires para pasar al frente de la Banda Oriental. En reunión de toda su oficialidad se resolvió proseguir la campaña revolucionaria chilena, la que los hechos históricos ratificaron victoriosa.

La Casa de la Independencia (“de las Provincias Unidas en Sudamérica, …rompiendo vínculos…del Rey Fernando VII, sus sucesores y Metrópoli”, Acta de la Independencia)

No habría imaginado Dña. Francisca Bazán de Laguna que, cediendo su inmueble de la Calle de la Matriz (hoy calle Congreso de San Miguel) y derrumbando algunas paredes para dejar un amplio salón, que pintando puertas y ventanas de azul, que incluyendo muebles de la Gobernación del Tucumán, del Convento de Sto. Domingo, del Convento de San Francisco, se conformaría un ámbito para un Acto de trascendencia continental. Tampoco hubiese pensado que en 1869 el Gobierno Nacional la adquiriría para destinarla al Correo de San Miguel y más tarde al Juzgado Federal. Menos hubiera presentido que alguna vez se demolería, como en 1903, con salvaguarda del histórico Salón de la Declaración. Como honrosa excepción del conjunto de edificaciones rescatables, que la sociedad perdió a manos de la piqueta del mal entendido progreso, la Casa fue reconstruida entre 1941 y 1943 y resguardada de eventuales despropósitos al ser declarada Monumento Histórico Nacional. Reinaugurada al centésimo trigésimo primer aniversario de la Batalla de Tucumán. El “mal entendido” había dado cuenta, con anterioridad, del edificio del Cabildo, que compulsivamente cedió paso a la actual Casa de Gobierno, frente a la plaza principal.

Antinomias Igualmente Crueles

Monolito donde se clavó la cabeza de Marco Avellaneda, en plaza principal de S. miguel de Tucuman

Juan Bautista Alberdi, citando a Writh, escribía a Sarmiento en 1853, tras la caída de Juan Manuel de Rosas: en el uso de los medios violentos los federales de Rosas no habían sido sino la exageración de los unitarios de Lavalle. Como hecho histórico, confirmatorio de esa aseveración, la cabeza de Marco Avellaneda, primo del ex Pte. Nicolás Avellaneda, decapitado el 3 de octubre de 1841, fue expuesta sobre una pica en la plaza central, actual Plaza Independencia. Marco Avellaneda presidía la Liga del Norte, acuerdo de gobernadores provinciales anti-rosistas. Actualmente, un monolito en la Plaza Independencia recuerda el sitio preciso en que estuvo clavada al piso la trágica pica, con la cabeza del infortunado líder norteño.

MALVINIZACIÓN: “No tiene que caer en saco roto lo que se hizo…por los que volvieron y”

Hoy Miguel Guerrero es Secretario Administrativo de la Defensoría del Pueblo de Tucumán y tiene cuarenta y nueve; pero cuando devolvieron las tropas vencidas en los archipiélagos australes, tenía diecinueve. No nos querían, confiesa, afuera sentimos la vergüenza del país por perder la guerra. Hicieron (todos, los militares, los civiles) que a esa vergüenza la sintiéramos nosotros. Nos hicieron sentir vergüenza de haber ido a defender la Patria. Por eso hay tantos suicidios entre los ex combatientes. Había arribado a Pto. Argentino el 10 de abril de 1982 como tropa del Batallón de Infantería de Marina (BIM) Nº 3. Los días finales del conflicto encontraron al Batallón en la Loma Seis (Cortley Hill, en la denominación de los invasores), cercano a Pto. Argentino, sobre la ladera opuesta a la capital insular, bajo el mando del Tte. Alfredo Imboden. El mismo 14 de junio Guerrero observó una quincena de compatriotas replegándose desde Wireless Ridge; refiere: entre bomba y bomba había algunos que ya no se paraban. La crueldad aberrante de una guerra curtió a aquellos conscriptos: las bombas caían a cincuenta metros y descansábamos; cuando caían a veinte metros nos movíamos un poquito; estábamos tan cansados que la idea que nos cayera una bomba nos importaba muy poco. Dos helicópteros británicos se asomaron repentinamente desde atrás de Loma Seis, bajaron sus trompas y apuntaron a todo el grupo combatiente argentino. El Tte. Imboden orientó sus binoculares hacia Pto. Argentino: allí flameaba una vez más la insignia de los invasores del archipiélago, como el 3 de enero de 1833 (Tercera Invasión Inglesa), como en enero de 1834 cuando cayo la resistencia criolla del Gaucho Antonio Rivero y su puñado de valientes charrúas ante la re-invasión colonial. Heroico, reflexiona Guerrero, es lo que más le cabe a mucha gente que no se merece el olvido. La DESMALVINIZACIÓN prolonga su manto de olvido: la guerra no termina y es por la culpa que se siente: la culpa de no haber muerto en las Islas. El mensaje de un ex combatiente a la sociedad: en honor a la gente que peleó y murió allá…por los que no volvieron.

MALVINIZACIÓN II: como el Cnel. Pringles, Otro Olvidado

Egresado del Colegio Militar de la Nación con el máximo puntaje, condecorado tanto por el Ejército Argentino como por la Marina de Guerra y el Congreso de la Nación (1984), por Heroico Desempeño en Combate, el Cnel. Guillermo Camilo Colotti recreó en las aguas marinas de la Isla Ascensión al héroe puntano de la emancipación americana: en tierras peruanas, presionado por las tropas realistas para que entregara la bandera de las Provincias Unidas del Sud, el Cnel. Juan Prilidiano Pringles ingresó sobre su corcel a las aguas del Océano Pacífico hasta que el comandante godo le condonó la exigencia. El Cnel. Colotti mantuvo sus piernas sumergidas, hasta principio de congelamiento, sin aceptar la rendición de su pelotón de cincuenta combatientes tras su traslado a Ascensión después del 14 de junio de 1982. Si DESMALVINIZACIÓN llamamos a estos descuidos de la post guerra, ¿cómo apodaríamos al silencio sobre la hazaña del Cnel. Pringles?

Humahuaca, junio 2012

FUENTES DOCUMENTALES

ALBERDI, J. B.; 1957. Cartas Quillotanas. Ediciones Estrada. Buenos Aires.

DIARIO LA GACETA; 2012. Edición del 10 de junio de 2012. San Miguel de Tucumán.

ENTE TUCUMÁN TURISMO; 2012. San Miguel de Tucumán (Folleto turístico). Ente Tucumán Turismo. San
     Miguel de Tucumán.

TRIGO O’CONNOR D’ARLACH, E.; 2009.Tarija en la Independencia del Virreinato del Río de la Plata. Ed. Plural.
     La Paz.



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[1] Coordinador de MANBLAS, en gira sudamericana, 2012.