MB N° 16 DRH
MANBLAS N° 16 Documentos de Revisión Histórica
La presidencia de Bernardino Rivadavia en la segunda década de las emancipadas Provincias Unidas del Sud, primera mitad del siglo XIX, fijó un punto de inflexión en la ruta de la autonomía política pretendida por la Revolución de Mayo: se tomó el primer préstamo internacional esclavizante, se dio la espalda a la epopeya de liberación continental protagonizada por los ejércitos sanmartiniano y bolivariano confluyendo en un único mando, se afianzó la visión europeísta como epicentro político y cultural. En la concepción de aquel mandatario el avance civilizatorio "occidental y cristiano" no se produciría si no se completaba la aniquilación de las etnias originarias del continente, reanudando la crueldad sanguinaria de los tres siglos y medio de colonización española. Para esto último debió encargarse a un verdugo del Viejo Mundo la nefasta continuidad del exterminio.
Los Pasos Encadenantes
En 1822 los supremos jefes militares de la independencia habían acordado en Guayaquil, por entonces una localidad de la flamante Gran Colombia, luego fragmentada en Ecuador, Venezuela y Colombia, que el Ejército de la Sudamérica libre debía ser único y por tanto, bajo un solo mando. En 1824 este Ejército Libertador dio su final escarmiento a los colonizadores en la apoteótica Batalla de Ayacucho. La hazaña liberadora culminó en medio de la prolongada indiferencia de las oligarquías nativas, que tallaron la noble madera de los revolucionarios desde muy temprano tras los primeros gritos de libertad. Ya en el puerto peruano de El Callao el heróico Ejército de los Andes se había visto obligado a acuartelarse para exigir elementales recursos materiales. San Martín debió salir al destierro eludiendo intrigas homicidas urdidas en Buenos Aires. Nada mejor para Rivadavia que emprender el desarrollo interior mediante un endeudamiento monstruoso y usurero con la empresa financiera británica Baring Brothers, de cuyo encadenamiento vino a dar cancelación el Gobierno Justicialista ciento veitidos años después.
El Giro contra las Etnias Originarias
Aquellas cinco mil lanzas mapuce, que los lonkos de la región pampeana habían ofrecido para la resistencia de las dos primeras Invasiones Inglesas (1806 y 1807), no constituyeron suficiente actitud emancipadora para Rivadavia. Aquellos negros esclavos, que combatieron en San Lorenzo (1813) junto a los pardos originarios para convertirse en libertos, entre otros el Sargento Cabral, fueron olvidados para admirar desde la genuflexión la blancura europea. Pero la depuración étnica debía completarse con la dirección sanguinaria de un coronel prusiano: Federico RAUCH, contratado por el Presidente Rivadavia para dejar libre las tierras ranqueles de sus ancestrales pobladores. Allí se hizo cargo el prusiano de degollar para "limpiar de cobrizos" el interior, liberado poco hacía de godos no menos atroces.
La Genuina Justicia
Al igual que todos los indígenas de América Latina evangelizados por el cristianismo cómplice del holocausto colonial, el ranquel Nicasio García portaba nombre y apellido europeos, pero su apodo era más identificatorio para su estirpe que el legado civilizatorio: ARBOLITO se irguió sobre la dignidad mancillada por siglos y sobre la libertad traicionada por Rivadavia y de un lanzazo épico atravesó el cuello del pretendido "depurador de las pamapas" en 1829.
En el Siglo XXI un Reconocimiento
Al asumir el Presidente Cámpora su mandato el 25 de mayo de 1973, expresó en su mensaje al Congreso de la Nación: "La Descolonización, nuestra tarea, debe comenzar también por la Cultura". Pero recién treinta y ocho años después de aquel anhelo y ciento ochenta y dos años del hecho justiciero, una Resolución del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires habilita a las Comunidades Educativas bonaerenses a enmendar nombres de los establecimientos, si así lo hubieren ameritado y entonces una Escuela de Azul, en el centro del primer Estado argentino, con el vergonzante apellido del prusiano exterminador pasó recientemente a rebautizarse como ARBOLITO. Un cuantioso caudal de historia real, NO OFICIAL, de América Latina queda por exhumar del oscurantismo "occidental y cristiano" para alumbrar y descolonizar mentes de las generaciones que corren y de sus descendientes.
Pacho Nazar
Neuquén, mayo 2011
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